Retomo nuevamente este Blog, luego de abandonarlo bastaaaante tiempo.

Hice stencils durante buena parte de mi vida. Con ellos recorrí las calles de mi querido Cipolletti. Intenté llenar cada rincón de las paredes sin dueños. Durante un tiempo no corto me mantuve en la clandestinidad, era joven y tenia miedo...En la noche conocí muchos chicos y chicas que hacían lo mismo que yo. Tratábamos de dibujarle una sonrisa a la ciudad. De a poco fuimos asomando la cabeza, pero eramos como un clavo en una tabla: al que se asomaba, la sociedad lo volvía a martillar.

Pintamos mucho. Mucho. Y todo como un juego. Era un dialogo que habíamos inventado pero que igual entendíamos a medias.

Y en el invierno, mientras todos dormían calentitos, nosotros elegíamos pintar. Porque eso nos alimentaba el espíritu. Recuerdo haber definido muy bien esa sensación en una revista que edité en ese entonces: no pintar era como contener la respiración bajo el agua. podes un poco, pero no mucho. De pronto, ya no tuve mas ganas de salir a pintar, de esconderme. Era agotador.


El tiempo pasó, crecí un poco. Me casé.

Pero nunca olvidé esa sensación, de hacer algo que sabía ilegal pero internamente me justificaba haciéndola legal en mi corazón. Cada tanto vuelvo a Cipolletti y sus paredes ya no son las mismas. La mayoría de mis stencils y los de los otros chicos desaparecieron bajo carteles políticos. Montañas de basura sobre esas bellezas que solo el ojo agudizado para tal fin las veía...

1 comentario:

Anónimo dijo...

no se si los seguis haciendo pero deberias hay mucha gente como yo a los que les gusta mucho verlos y a veces te sacan una sonrisa y te dan color cuando estas triste y gris..........